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A cada instante de nuestras vidas vamos determinando y eligiendo consciente o inconscientemente, el derrotero de nuestras vidas, dando lugar a las más variadas situaciones, encuentros y Puntos de Fricción que requerimos para evolucionar. Toda vivencia es propicia para el desarrollo de la conciencia, siempre y cuando la transformemos en experiencia. No hay nada vacuo, inútil o irrelevante en nuestras acciones cotidianas. Todo lo elegimos nosotros, no hay nada azaroso o fortuito, todo tiene un sentido más profundo del que solemos percibir. Las preguntas pertinentes son claras dentro de este paradigma: ¿Para qué elegí una experiencia de esta naturaleza?, ¿qué quería explorar?, ¿qué tengo que comprender?